
Existen algunas conductas negativas que no son apropiadas, como por ejemplo, lloriquear, gritar, molestar a los demás, quejarse, contestar mal o tener una rabieta. Estas conductas no son peligrosas para los niños ni para los demás, pero preocupan a los padres y en muchos casos, estos no saben cómo manejar este tipo de conductas. Se ha comprobado que estas conductas desaparecen en la mayoría de los casos si son ignoradas sistemáticamente.
Algunos padres piensan que ignorar a un niño cuando tiene una rabieta, se queja o molesta a los demás no es disciplina, pero la razón de ignorar es muy simple, la conducta de los niños se mantiene dependiendo de la atención que se le presta. Incluso la atención negativa de los padres, como chillarles o reñirles, puede servir como una recompensa para los hijos. Retirar la atención o ignorar la conducta es una técnica de manejo de conducta muy eficaz para reducir o eliminar problemas cotidianos de conducta en los niños. Consiste en eliminar la atención que esa conducta provocaba. Siendo constante en esta técnica, el niño se da cuenta de que actuando de ese modo ya no obtiene la recompensa (atención ) por lo que de forma gradual deja de emitir esa conducta, aunque suele ocurrir que al principio de comenzar a ignorar se produzca un incremento de la frecuencia de la conducta inadecuada.
Esta estrategia de manejo de conducta debe utilizarse para aquellas conductas o comportamientos que son inadecuados pero no peligrosos y que no requieren de una intervención inmediata, como por ejemplo, rabietas, burlas peleas menores, sacarse los mocos, etc. NO se debe emplear en aquellas conductas que puedan suponer un daño para el propio niño o para otros ni tampoco para conductas que queremos que desaparezcan de forma inmediata, como por ejemplo, golpearse la cabeza contra la pared, jugar con los fuegos de la cocina o con un cuchillos, asomarse a la ventana…
Ignorar a nuestro hijo cuando se está portando mal es una de técnicas más difíciles de aplicar y cuesta mucho a los padres, sin embargo, los resultados están garantizados en la mayoría de lo casos. Al empezar a ignorar surgen muchas dudas, problemas y preguntas, que los padres se hacen y por ello trataremos de dar algunas pautas sobre cómo se debe ignorar.
1. Evita el contacto ocular y discutir con tu hijo si vas a ignorar
A veces los padres piensan que están ignorando una mala conducta de sus hijos cuando, de hecho, le están dando demasiada atención. Puede ser que ante un mal comportamiento hayan dejado de hablarle al niño, pero continúan mirándoles, poniendo alguna cara o actuando de alguna otra forma que le hacen saber que está actuando inadecuadamente. Otros padres dejan de mirarles, pero siguen haciendo comentarios críticos o de enfado. En ambos casos, el niño que se está portando mal está teniendo éxito al recibir atención de sus padres. Ignorar efectivamente es poder neutralizar tu reacción a lo que tu hijo está haciendo. La expresión de tu cara debe ser neutral. No debes mantener ningún contacto visual ni tener ninguna discusión. Ignorar al niño también supone alejarse físicamente de él, especialmente si al actuar mal tú estabas cerca. Así como la mejor forma de atención positiva incluye una sonrisa, el contacto visual y físico y los elogios verbales, la mejor forma de ignorar es una expresión neutral, sin contacto visual, sin comunicación y con un alejamiento físico del niño.
2. Ignora con regularidad
La mayoría de los niños inicialmente reaccionan aumentando sus conductas negativas para ver si sus padres dejan de ignorarles. Por ejemplo María, de 5 años, quiere salir a la calle y discute con su madre durante un rato. Inicialmente, la madre le dice que no puede salir y comienza a ignorar las protestas de la niña. María aumenta sus exigencias para si se le da lo que quiere. Esto continua durante 10 minutos, hasta que la madre, desesperada y cansada de la discusión le dice: “Está bien, puedes salir”.
La madre, al darse por vencida para obtener momentáneamente la tranquilidad, ha creado un problema futuro. María ha aprendido que si ella sigue insistiendo durante un tiempo, obtiene lo que quieres. De esta manera se le ha reforzado su conducta inapropiada.
Recuerda cuando empieces a ignorar las malas conductas de tu hijo, por lo general, al principio estas conductas empeorarán. Necesitas estar preparado para seguir firme en tu actitud para que la conducta mejore. Si tú te das por vencido los niños aprenderán que portarse mal es la manera más efectiva de conseguir lo que quieren. Si tú decides utilizar esta técnica, necesitas estar preparado para esperar cierto tiempo hasta que el niño cambie su comportamiento, manteniéndose firme con la decisión de ignorar.
3. Ignora y distrae
Escoger ignorar las malas conductas no significa que no haya nada positivo que pueda hacer para mejorar la situación. De hecho, si tú no buscas alguna distracción o una opción más apropiada que la que el niño quiere llevar a cabo, esto puede producir conflictos entre los padres y sus hijos, y hacer que los niños continúen con sus malas conductas. Por ejemplo, si tu hija comienza a lloriquear cuando se le dice que no puede comer las chuches que quiere, ignórala hasta que deje de llorar, y luego pídele que te ayude a buscar algún otro tipo de alimento que pueda comer. La idea es ignorar el mal comportamiento que tienen cuando se les niega algo y luego distraerles cuando empiezan a portarse mejor. Por supuesto que si el niño empieza a portarse mal de nuevo, entonces tú necesitas empezar otra vez a ignorarle.
Otra manera de combinar la distracción con la técnica de ignorar, es distraerse uno mismo de las conductas inapropiadas que están teniendo nuestros hijos. Esto se puede hacer hablando con uno mismo o con otra persona (en caso de que se pueda), o involucrándose en alguna otra actividad. Si estás ignorando a un niño que está pataleando, quizá puedas irte a otra habitación, o hacer un comentario sobre algo que está ocurriendo fuera de casa. Si el niño se da cuenta de que tú estás distraído con otra cosa, probablemente deje de comportarse mal.
Aléjate del niño, pero quédate en el mismo cuarto, de manera que puedas controlar al niño y reforzar las conductas positivas. Salir de la habitación puede ser efectivo si el niño exige atención físicamente, sin embargo, al dejar la habitación no puedes reforzar la conducta del niño cuando ésta sea apropiada. Si el niño le sigue, tal vez sea necesario salir del cuarto pero deberá regresar lo antes posible para responder a las conductas apropiadas.
Escrito por Pilar Gamazo
Revista Hacer Familia #232
Foto: www.freedigitalphotos.net
Lee aquí la segunda parte de ¿Conductas negativas? No, gracias- II parte